Probablemente has escuchado hablar de la alimentación intuitiva y de cómo se ha convertido en la respuesta que busca dar la batalla para salir de la cultura de las dietas que ha reinado por varias décadas en las vidas de muchas mujeres. Y si bien la alimentación intuitiva o intuitive eating pareciera ser un actor relativamente nuevo en la escena de la nutrición pero que entró a jugar un papel protagónico, en la realidad se trata de una idea que ya tiene casi 30 años de existencia.
En 1995, Evelyn Tribole y Elyse Risch, autoras norteamericanas especialistas en nutrición, publicaron el libro Alimentación Intuitiva: Un Programa Revolucionario Que Funciona. En él, abordan el concepto de intuitive eating y de cómo las personas, tal como seguimos las señales de nuestro cuerpo para realizar otras funciones biológicas como dormir o ir al baño, también debiésemos seguirlas al momento de comer. Sin embargo, cuando hemos vivido por años bombardeados de mensajes que nos empujan a creer que debemos consumir uno u otro producto para adelgazar, que ciertos tipos de alimentos son perjudiciales para la pérdida de peso, que el azúcar es dañina, que debemos evitar el colesterol, que las grasas son el macronutriente más alto en calorías, etc. la confusión mental puede llegar a ser tal que, nuestra conexión con esas señales biológicas de hambre y saciedad, se encuentren completamente perdidas. Muchas veces tan profundamente enterradas bajo una montañana de dietas restrictivas, regímenes de ejercicios estrictos, batidos dietéticos y suplementos alimenticios que se han vuelto casi imperceptibles. Por eso proponen volver a la intuición como la herramienta para salir de la cultura de las dietas.
Pero Evelyn Tribole y Elyse Resch llaman a la calma a través de la alimentación intuitiva y explican que no está todo perdido. Alimentarse intuitivamente requiere aprender a volver a escuchar esas señales de hambre y saciedad que nuestro cuerpo solía enviarnos —y que también solíamos escuchar y respetar— pero que, en alguna parte del camino, producto de todas las dietas y restricciones probablemente dejó de hacerlo. Sin embargo, incluso para quienes ya no sienten esas indicaciones que nos envía el cuerpo de cuándo hemos comido suficiente y cuándo es necesario comer más, las creadoras de la teoría de la alimentación intuitiva plantean 10 principios que, al implementarlos, poco a poco irán permitiendo que podamos recuperar ese vínculo entre nuestra mente y nuestro cuerpo para llegar a un equilibrio en el área nutricional, a un estado de calma y paz en nuestro mundo emocional y así salir de la cultura de las dietas.
1. Rechaza la mentalidad de dieta
Es importante deshacerse de los libros, cuentas de Instagram y TikTok, canales de Youtube o cualquier otra referencia a dietas que normalmente revisaríamos para mantenernos inspiradas. Mientras no dejemos ir la idea de que existen dietas rápidas con resultados milagrosos, no será realmente posible poner en práctica la alimentación intuitiva. Siempre estaremos esperando que llegue la nueva dieta de moda para bajar todos los kilos que creemos que están demás.
2. Respeta el hambre
Alimentarte de forma apropiada es clave para evitar atracones y proveer al cuerpo de la energía necesaria para las actividades de día. Eliminar macronutrientes tan importantes como los carbohidratos por ejemplo, solo conduce a consumir alimentos de forma excesiva a la larga y nos impide salir de la cultura de las dietas.
3. Haz las paces con la comida
Deja de pelear con lo que comes. Date ese permiso para realmente comer las cosas que te gustan. Si prohibes alimentos específicos son esos los que precisamente te van a generar sentimientos de privación y que terminan en antojos que luego parecen ser incontrolables. Cuanto finalmente te das permiso para comer esas cosas que normalmente restringes y, lo haces sin culpa, lo que haces es liberarte y salir de la cultura de las dietas. Vas a notar como, de a poco, el interés por estos alimentos ya no es tan intenso como era antes.
4. Elimina al policía de la comida
Cuando esos pensamientos que te dicen que elijas un alimento porque es bueno versus otro que es malo aparezcan en tu cabeza, elimínalos de inmediato. Esa carga moral que le otrogamos a la comida no tiene cabida en el mundo de la alimentación intuitiva y es necesario eliminarla para salir de la cultura de las dietas porque los alimentos son neutros. Ni buenos, ni malos. Todo depende de las cantidades y de las circunstancias en las que los consumimos.
5. Descubre la satisfacción en comer
Cuando comes lo que realmente quieres en un ambiente agradable, vas a notar que el acto de alimentarnos puede ser una actividad realmente placentera no solo por lo que comemos sino por cómo, cuándo y dónde comemos. Salir de la cultura de las dietas permite generar toda un experiencia en torno a esta actividad. Vas a notar que la cantidad de comida es un factor mucho menos importante de lo que pensabas y que será mucho más fácil darte cuenta cuándo tu cuerpo ya ha recibido suficiente.
6. Siéntete satisfecha
Para poder realmente honrar la sensación de saciedad necesitas ser capaz de confiar en que, cuando lo necesites, podrás comer los alimentos que deseas comer. Ponle atención a las señales que indican que ya has comido suficiente y si es necesario puedes hacer algunas pausas mientras comes para ir recibiendo ese feedback de tu propio cuerpo.
7. Maneja tus emociones con cariño
La comida puede funcionar como una forma de reconfortarnos cuando sentimos emociones como ansiedad, soledad, rabia o pena e incluso cuando simplemente estamos aburridas o estresadas. Sin embargo, comer para distraernos es una solución de corto plazo que realmente no resuelve los problemas de fondo. Aún más, comer en exceso y de forma emocional nos impide salir de la cultura de las dietas y solo nos hace sentir peor porque finalmente no podemos huir para siempre de esas emociones y solo podemos taparlas con dulces y chocolates por algunos momentos.
8. Respeta tu cuerpo
Acepta que tu cuerpo tiene una determinada contextura y talla. Así como a una persona que mide 1.60cm no le pedirías que se estire o se encoja porque eso es lo que se vería mejor en ella. O tal como a alguien que calza talla 39 no le exigirías seguir ningún tipo de régimen para achicar sus pies, tampoco puedes pedirle a tu cuerpo que cambie su forma simplemente porque esperas que se ajuste a un estándar de belleza que ha sido creado e impuesto por una determinada cultura.
9. Muévete y siente la diferencia
Hacer ejercicio es un pilar de todo regimen de vida saludable. Pero en el caso de la alimentación intuitiva el foco no está en quemar, tonificar, adelgazar, o ningún otro concepto vinculado con el resultado físico que el ejercicio pueda tener sobre nuestros cuerpos. Por el contrario, la invitación es a concentrarse en como se siente el movimiento. Si nos centramos en el cómo la actividad física —sea cual sea— nos hace sentir energizados, activos, alertas, esto marcará la diferencia entre ponernos las zapatillas y salir o apretar snooze y seguir durmiendo.
10. Honra tu salud
Toma decisiones al momento de comer que te hagan sentir bien desde una perspectiva amplia. La salud no significa solamente comer alimentos nutritivamente densos sino que, también, alimentos que realmente podamos disfrutar.
Finalmente para ganar la guerra contra las dietas, hay que dejar de ver la alimentación, la comida y la nutrición como una zona de conflicto y transformarla en un lugar de calma. Porque parte importante de combatir y erradicar la cultra de la dieta es poder deshacernos de la metalidad de que todo tiene que ser perfecto, porque nada realmente lo es. Ni si quiera la alimenatación intuitiva. Un snack, un postre, unos tragos con las amigas, una hamburguesa no nos hacen personas poco saludables. Lo que importa es lo que comemos de forma consistente a largo plazo. Progreso y no perfección es lo que realmente cuenta.
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