Así como practicamos deporte, damos tiempo para nuestros amigos, nos preocupamos de alimentarnos bien o planificamos nuestra agenda laboral, debiéramos también preocuparnos y ocuparnos de cultivar nuestra Vida Espiritual. No sólo tenemos cuerpo y mente… Poseemos un alma que nos hace únicos y nos da la posibilidad de hacer nuestras vidas más significativas.
Hay muchas formas y maneras que nos permiten acercamos a la espiritualidad; La religión, la Fe, el servicio social, el autoconocimiento, la amplitud de conciencia, la meditación, la bondad y caridad, la gratitud, disfrutar de la paz e inmensidad de la naturaleza y así muchas cosas que nos acercan a una vida más plena, más consciente y con un sentido.
Por tanto, ¿Qué es la espiritualidad? Para mí es un estado en el que estamos en sintonía con Dios, la gratitud, la naturaleza, con los demás y con nosotros mismos.
La espiritualidad podemos vivirla de muchas formas… Cuando caminas por la playa y contemplas la inmensidad y lo maravilloso del paisaje, cuando ayudas sin esperar nada a cambio o cuando disfrutas de tu soledad y estás a gusto contigo misma.
“La espiritualidad es importante: te ayuda a vivir una vida significativa, te da esperanza, te da paz interior y te ayuda a vivir una vida equilibrada. Cultivar la espiritualidad contribuye en gran medida a nuestra alegría y felicidad. Nunca es demasiado tarde para desarrollarla y disfrutar de los beneficios que ella trae”
Hoy quiero compartir con ustedes una linda reflexión sobre Las Leyes del Karma según el Budismo.
El Karma es la ley de la causa y el efecto, una ley inquebrantable del universo. Tus acciones crean el futuro, y la razón por la cual tu destino no está sellado se debe a que eres libre de elegir. Es por esto que tu futuro no puede estar escrito, no sería justo, ya que la vida cada día, te da nuevas oportunidades para transformar tu vida.
La naturaleza del karma en el budismo
La palabra Karma significa acción y consiste en un tipo de fuerza que trasciende. Este tipo de energía es infinita e invisible y es consecuencia directa de las acciones del ser humano. El karma se rige por doce leyes. Cada una de ellas permite comprender el sentido espiritual de la existencia.
En el budismo estas leyes provienen de la naturaleza (como la ley de gravitación universal) y las personas tienen libre albedrío para aplicarlas o no. Por tanto, hacer el bien o el mal depende de cada uno y de dicha decisión las consecuencias de las que somos, en gran parte, responsables.
Las doce leyes del karma
A continuación vamos a ver cada una de las leyes del karma que existen para que puedas tenerlas en cuenta. Todas ellas son muy importantes. Estas son las doce leyes del karma, según el budismo.
1. La gran ley
La primera de las leyes del karma se puede condensar en la frase “cosechamos lo que sembramos”. También es conocida como la ley de causa y efecto: lo que damos al universo es lo que el universo nos devuelve, pero si es algo negativo, nos lo devolverá multiplicado por diez. Es decir, si damos amor recibiremos amor, pero si damos desamor recibiremos desamor multiplicado por diez.
Lo importante es vivir esto en todos los aspectos de tu vida. No basta por ejemplo con ir a misa y ser parte de un grupo de reflexión si a la primera oportunidad que tienes de hablar de otra persona dices cosas malas de ella. Si no tienes nada bueno que decir, mejor guarda silencio y aplica esta ley en todas las áreas de tu vida.
“Como siembras, así cosecharás”
2. Ley de la creación
Debemos participar de la vida. Hacemos parte del universo, por tanto, somos una unidad con el mismo. Lo que encontramos a nuestro alrededor son indicios de nuestro pasado remoto. Crea las opciones que desees para tu vida.
La vida que tenemos a nuestro alrededor fue creada a partir de las intenciones de alguien más. Al ser uno solo con el universo, nuestras intensiones determinan la evolución de la creación.
Debido a que lo que nos rodea termina siendo parte de nosotros, es nuestra responsabilidad asegurarnos que aquello que nos rodea nos conduzca hacia nuestros deseos.
3. Ley de la humildad
Nos seguirá pasando, lo que nos negamos a aceptar. Si solo somos capaces de ver los aspectos negativos en los demás, nos estancaremos en un nivel de existencia inferior; por el contrario, si los aceptamos con humildad, ascenderemos a un nivel superior.
Primero debes aceptar las circunstancias para poder cambiarlas. Si decides enfocarte en lo negativo, en lugar de hacer cambios para enfrentarlo, nos estamos comprometiendo con un ejercicio cuyo resultado es de suma cero.
4. Ley del crecimiento
A donde vayamos, ahí estaremos. Ante las cosas, los lugares y las demás personas, somos nosotros los que deben cambiar y no lo que nos rodea, para evolucionar en nuestra espiritualidad. Cuando cambiamos nuestro interior, nuestra vida cambia.
“Nuestro propio crecimiento está por encima de cualquier circunstancia”
5. Ley de responsabilidad
Cuando algo negativo nos pasa es porque hay algo negativo en nosotros, somos reflejo de nuestro entorno. Por tanto, debemos afrontar con responsabilidad las acciones en nuestra vida. Si deseas cambiar tu vida, primero debes cambiar el marco de tus pensamientos y de aquello que te rodeas.
“Nuestras vidas son producto de nuestro propio hacer, nada más”
6. Ley de la conexión
Todo lo que hacemos, por insignificante que parezca, está en conexión con el universo. El primer paso lleva al último y todos son igualmente importantes, porque en conjunto son necesarios para alcanzar nuestro objetivo. Presente, futuro y pasado están interconectados.
7. Ley del enfoque
No es posible pensar en dos cosas simultáneamente. Ascendemos peldaño a peldaño, uno a la vez. No podemos perder de vista nuestras metas, porque se apoderaría de nosotros la inseguridad y la ira.
8. Ley del dar y la hospitalidad
Si piensas que algo puede ser verdad, llegará el momento en que puedas demostrar que lo es. Debemos aprender a dar para poner en práctica lo aprendido.
9. Ley del aquí y el ahora
Permanecer aferrados a nuestro pasado, nos imposibilita para disfrutar del presente. Los pensamientos enmohecidos, los malos hábitos y los sueños frustrados, nos impiden avanzar y renovar nuestro espíritu.
10. Ley del cambio
La historia se repetirá hasta que asimilemos las lecciones que debemos aprender. Si una situación negativa se presenta una y otra vez es porque en ella hay algún conocimiento que debemos adquirir. Hay que enderezar y construir nuestro camino.
11. Ley de la paciencia y de la recompensa
Las recompensas son resultado del esfuerzo previo. A mayor dedicación, mayor esfuerzo y, por tanto, mayor gratificación. Es una labor de paciencia y perseverancia que da sus frutos. Debemos aprender a amar nuestro lugar en el mundo, nuestro esfuerzo será honrado en el momento justo.
12. Ley de la importancia y de la inspiración
El valor de nuestros triunfos y errores depende de la intención y la energía que desplegamos para tal fin. Contribuimos individualmente a una totalidad, por tanto, nuestras acciones no pueden ser mediocres: hay que poner todo nuestro corazón en cada aporte que hagamos.