La vida es para aprender, todo el tiempo estamos aprendiendo y de hecho, los problemas sirven para demostrar lo que sabemos; Cómo los resolvemos? Qué recursos necesitamos? Qué acciones debo seguir?… en fin, los problemas nos obligan llevar a la práctica y poner en marcha nuestros conocimientos.
Lo que sabemos siempre permanecerá con nosotros, los problemas un día estarán y luego desaparecerán. Tu saber y experiencia siempre estarán contigo, mientras que los problemas irán desapareciendo.
Los problemas cuando niños, adolescentes, en el colegio, en la universidad, ya no están, pero, lo que aprendimos forman parte nuestra, forjaron nuestra identidad y conformaron estas situaciones nuestra personalidad.
Similarmente a que nunca te olvidarás de andar en bicicleta, tampoco olvidarás los problemas que resolviste cuando eras niña. Eso siempre te acompañará: la aplicación del conocimiento, la experiencia y la sabiduría.
Si concentramos toda nuestra vida en aprender, no habrá tiempo para preocuparnos de los problemas. Solucionar no es preocuparse.
Todo lo que llamamos problemas es parte de seguir aprendiendo, nadie debe llamarlos problemas.
Todo pasa
Shakespeare mencionaba:
“Ocurra lo que ocurra, aún en el día más borrascoso, las horas y el tiempo pasan”.
Es una verdad ineludible.
Todo pasa, todo es cíclico. Por supuesto, que se puede lograr que las partes bajas sean el menor tiempo posible y la partes de subida perduren más tiempo. Eso se logra con una buena actitud de superación, con fe en que las cosas van a tirar para arriba, con una visión optimista de las cosas y con las ganas de salir adelante.
Lo mejor es que aprendas y luego apliques, así siempre estarás en la cresta de la ola.
Lo que aprendes, nadie te lo quitará, salvo que tú lo descartes. Pero nunca dejar de aprender.