Al fin la industria de la moda está empezando a adoptar con más fuerza nuevos modelos de belleza, más alcanzables y cercanos. Pareciera que por fin nos estamos abriendo realmente a la diversidad y dejando de lado los estereotipos. No obstante es un gran error concebir que sólo las mujeres curvilineas son mujeres reales… Acaso una mujer delgada, de cadera pequeña y pocas curvas ¿no es una mujer real? Debemos impulsar una visión más democratica en lo que respecta a la belleza. No olvidemos que de lo que se trata es de incluir. Nunca de excluir.
Creo que esta afirmación más que abrazar la diversidad contribuye a incentivar las diferencias. Es necesario que comprendamos que todas las mujeres somos reales independiente de nuestra talla o peso.
Alabamos la idea de que las mujeres con curvas o kilos de más son más reales que las que no las tienen, sin darnos cuenta de que lo que estamos haciendo no es más que sustituir un ideal por otro y seguir promoviendo estereotipos y etiquetas. Acaso ¿Quienes no tienen un gran busto, caderas o piernas contorneadas no son mujeres reales? O bien ¿Las mujeres flacas son sólo de pasarelas y de portadas de las revistas? No lo creo. A diario veo muchas mujeres con pocas curvas y “pechugas” pequeñas que están lejos de ser modelos o mujeres que promueven un estilo de vida poco saludable, sino que simplemente son de contextura delgada.
Los argumentos de perfección no pueden basarse en las características físicas de una persona. Las mujeres valemos por lo que somos; nuestra fuerza y poder interior:
Hacemos frente a las dificultades y le ponemos el pecho (con o sin pechugas) a lo que la vida nos pone en el camino. Esa “garra” nos hace únicas.
Aceptemos que la belleza no está en el pertenecer a una talla en particular, sino que está en todas las mujeres.
Muchas de nosotras, en algún momento de la vida por diversos motivos, nos hemos sentido mal con nuestro cuerpo. Y la verdad es que esto no se trata tanto del “cómo me veo”, sino que me atrevo a decir que va un paso más allá… Muchas veces está más relacionado al “cómo me siento” y esta inconformidad la confundimos con lo anterior.
He visto con mis clientas muchísimos y cientos de cambios positivos que surgen del autocuidado, el cultivar el amor propio, el preocuparse y el respeto por uno misma. Y en ese contexto y desde mi perspectiva trabajar nuestra imagen personal se traduce en un cambio bi-direccional: De afuera hacia dentro y viceversa traduciéndose en un aumento de la satisfacción y bienestar.
Hay que dejar de lado la creencia de que el peso o la contextura corporal son un impedimento para potenciar la mejor versión de uno misma. Soy una convencida que todas las mujeres en cualquiera sea su talla puede lucir increíble. La gracia está en aceptarse, quererse y atreverse a destacar lo mejor de uno misma. Reconocer nuestros puntos fuertes y potenciarlos. Al menos ese es mi enfoque en cada uno de mis talleres y asesorías como Psicóloga y Coach de Imagen
El cuerpo de una mujer siempre va a ser diferente al de su amiga, su mamá o su prima. Ninguna mujer es igual a otra y eso es lo lindo de la belleza femenina.
Ser diferentes, en tamaños, formas, estilos, por eso, creemos que decir que una mujer sin curvas no es una mujer, es el mismo tipo de critica que sufren las mujeres con curvas por tenerlas.
Es fundamental ampliar nuestra conciencia respecto al concepto de diversidad. Y para ello es necesario que la industria deje de asociar la belleza con tallas determinadas, o de encasillar a las mujeres en diversas categorías según su peso, altura o contextura. La forma de nuestro cuerpo no define nuestra feminidad o capacidad como mujer.
Todas las formas de cuerpo y etnias merecen ser representadas en la moda y en los medios de comunicación, para ayudar a las niñas en todo el mundo a sentirse bien y seguras de sí mismas.
Celebremos la apertura y la inclusión de las diversidades pero sin olvidar que sentirse bien con respecto al propio cuerpo es una responsabilidad personal.
Además, el bienestar físico sólo es una parte del bienestar integral que abarca también la mente y el espíritu, descuidar uno en pos del otro sólamente nos traerá insatisfacción.
El autoestima se trabaja de manera personal cada día, reconociendo nuestras cualidades y nuestras virtudes, aceptando nuestras debilidades, haciéndonos preguntas sobre nosotros mismos y persiguiendo lo que deseamos.
Las mujeres reales son todas, desde las chicas delgadas hasta las más rellenitas. Cada cuerpo y metabolismo es diferente. No es necesario menospreciar una talla específica, hay que querernos y respetarnos como somos y, ni mucho menos tenemos que criticarnos entre nosotras por usar una 36 o una 46.
No se trata de ser perfectas, sino de desarrollar una relación positiva con tu cuerpo e imagen.
Encontrar tu estilo personal va muy de la mano con querer tu cuerpo. Y eso no se trata de esconder, pero tampoco necesariamente de mostrar algo que te incomode, sino de lo que a uno le haga sentir cómoda y auténtica de la manera que a ti te haga sentido y sobre todo feliz.
El camino a la auto aceptación es un proceso que te invito a descubrir.
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