Pero lejos de hablar en términos generales, quiero invitarlas a que hagan una pequeña pausa de 2 sólo minutos y lean este artículo en horas previas a la Navidad ya que sin duda te puede cambiar la perspectiva de cómo estás viviendo esta noche tan especial.
Y para ello qué mejor que compartir la reflexión de una gran coach española “Sandra Macho” quien lo expresa de manera muy clara y precisa. Ella para mí ha sido una gran mentora en mi camino de desarrollo espiritual y considero sin duda que la manera de abarcar la Navidad sin duda te hará mucho sentido.
Personalmente ya hace unos 3 años empecé a vivir la navidad como ella lo plantea y la verdad es que más que estresarme en esta fecha o angustiarme por los recuerdos de quienes no están (especialmente mi papá y abuela), empecé a vivirla como un lindo camino de autoconocimiento e introspección. Hoy la invitación es a que tú también lo hagas…
“La Navidad, puede ser una gran oportunidad para el aprendizaje, y el crecimiento personal. Yo misma, en mis últimas navidades he ido experimentado diferentes situaciones que me han hecho reflexionar mucho acerca de mi misma, y ello a su vez, me ha dado la oportunidad de ir creciendo como persona e ir acercándome más a la persona que quiero ser, no sólo para estas fechas, sino en mi día a día en general.
Durante esta época del año, estamos expuestos a importantes cambios de ritmo, tanto a nivel social como personal. Por un lado, recibimos gran cantidad de inputs por parte de la sociedad, en donde nos presentan un ideal de la Navidad, en el que debemos de estar felices, contentos y alegres con nuestros seres queridos, y sobre todo, comprar muchos regalos. Casi que no podemos obviar este último punto, porque al parecer la Navidad se ha convertido en un gran motivo de consumismo.
Y por otro lado, al menos en mi caso, existe también ese cambio de ritmo personal, en el que de repente estás yendo de una casa a otra, de reunión familiar en reunión familiar. Y aunque lo hagas de agrado o no, no deja de ser también una especie de imposición, una forma de mantener la tradición.
Y después de toda esta extensa introducción, te preguntarás, ¿y dónde están esas oportunidades de autoconocimiento y crecimiento personal?
Pues en primer lugar, pregúntate cómo vives tú la Navidad.
¿Te gusta la Navidad?
¿Qué es lo que más te gusta / lo que menos te gusta?
¿La vives a tu manera, o la vives en base a los compromisos y obligaciones impuestas?
¿La compartes con aquellas personas que realmente deseas?
¿La Navidad está acorde a tus valores?
¿Existe coherencia entre lo que expresas por fuera y lo que vives por dentro estos días?
¿Te das el permiso de ser tú mismo?
Estas son algunas de las preguntas que a priori podrías realizarte, para hacer un pequeño repaso de cómo vives estas fechas, de qué es lo que sientes, piensas y haces. Y si guarda cierta lógica con la persona que eres durante el resto del año.
Con ello no quiero decir, que durante la Navidad, no experimentes ciertos cambios en tu manera de comportarte, es obvio que no todos los días son fiesta, y que probablemente actúes de un modo diferente en el que lo harías cualquier día del mes de mayo. Pero me refiero a que si en esencia, ¿eres tú?.
Por otro lado, durante estas fechas, también podemos quedar expuestos a situaciones que no son confortables para nosotros. Quizás te las veas cara a cara con alguna circunstancia que no sea de tu agrado, ya sea por ejemplo: compartir una comida o cena con alguien que no te cae bien, verte sometido a interrogatorios sobre tu vida personal, trabajo, etc,… o como he dicho antes, simplemente tener que hacer algo por compromiso u obligación.
En estos casos, también se nos presenta una gran fuente de información sobre nosotros mismos. Y nos permite hacer cierto examen de cómo nos sentimos, qué pensamos al respecto, cómo actuamos, y cuáles son sus resultados y consecuencias.
Cuando te ves delante de una de estas situaciones, es donde más información tienes para poder aprender más sobre ti misma, y si es necesario, cambiar o rectificar aquello que no ha dado los resultados esperados.
Ante una de estas situaciones, examina que es aquello que depende de ti, y lo que no. Ya que probablemente habrá cosas que no podrás cambiar porque no estarán dentro de tu área de influencia, pero si que habrá otras que dependen sólo de ti. Te invito a qué pienses en una de estas situaciones, e intentes dar respuesta a las siguientes preguntas:
¿Qué es lo que no aceptas de esa situación?
¿Qué es lo que no puedes cambiar?
¿Qué piensas al respecto?
¿Desde que emoción estás viviendo esta situación?
¿Qué papel (víctima, protagonista, protector,…) tienes tú en esta situación?
De lo que te preocupa / molesta, ¿qué depende de ti, sólo de ti?
¿Qué consecuencias tiene para ti, seguir dándole el protagonismo al otro/ situación?
¿De qué manera afecta esto a tu bienestar?
Ante esto que te desagrada, ¿dónde tienes puestas tus energías / esfuerzos?
¿Qué consecuencias tiene para ti esperar que sea el otro quien cambie?
Si sigues como hasta ahora, ¿cuáles serán los resultados y consecuencias?
¿Qué puedes hacer diferente?
Y, ¿qué beneficios obtendrás con el cambio?
En estas fechas, como en la vida misma, nos vamos a encontrar con situaciones que nos desagraden, y no estaría de más aprender a saber gestionar cómo hacerles frente desde la aceptación, aprendiendo que inevitablemente hay cosas sobre las que no podremos actuar, pero que siempre podremos actuar sobre nosotros mismos. Así que tú decides, le das el control de tu bienestar a eso que te molesta tanto, o tomas tú el control de tu propia vida.
Otra de las cosas que me permiten estas fiestas, es tener tiempo para la reflexión. Para hacer balance, y mirar con perspectiva “¿Cómo ha ido el año?”. De este modo me quedo con lo que ha funcionado, aprendo de mis errores, busco nuevas alternativas, fijo nuevos objetivos, y vuelta a empezar. Puede parecer que entre las reuniones familiares, las compras, los compromisos, etc., … no quede ni un sólo hueco para tomarte un respiro, pero estoy segura que si te lo propones lo encontrarás.
Sólo me queda compartir contigo, algunos consejos que a mi me han ayudado mucho, no sólo para estas fiestas, sino también en mi día a día en general.
- Mantener el sentido común, ser consciente de lo que está sucediendo en ese momento, y vivir acorde a la realidad, no rehuir de ella. Y afrontarla lo mejor que sepas con las herramientas que dispones en ese momento. Esto también me lleva a ser más flexible, darle a cada cosa la importancia que tiene, no todo es tan grave. E intentar quedarme con aquello que me aporta, es decir, con el lado positivo, y el aprendizaje de cada situación.
- Parar, tomarme una pausa, y escucharme a mi misma. ¿Cómo me siento? ¿Que sensaciones físicas tengo? ¿Qué estoy pensando? ¿Cuáles son mis necesidades? ¿Qué es lo que estoy haciendo? Una vez hecha esta pausa, encuentro las respuestas, y hago lo posible por buscar el equilibrio entre lo físico, emocional y mental.
- Poner límites, la virtud de saber decir que no. Ello determina también la calidad de mi bienestar, y a su vez hace que me sienta mejor para compartir con los demás.
- Permitirme ser y estar tal cual me siento emocionalmente, sin forzarme ni exigirme. Todos tenemos derecho a tener días buenos y días malos.
- No proyectar mis monstruos (temores, malhumor, apatía,… ) en los demás. Es decir, hacerme responsable de mi misma. Ello te permitirá tener una mejor convivencia con la gente que esté a tu alrededor.
- Y este es especialmente importante para mí, aunque engloba lo detallado anteriormente. Ser fiel contigo mismo. Si no eres auténtico, sino eres coherente e integro contigo, difícilmente podrás serlo con los demás”
Reflexión: ¿Se te ha olvidado lo bien que te hace sentir el estar a gusto contigo misma?