Aquí les dejo mi más reciente columna para la web de Revista Caras: “Belleza sin tallas”, donde a través de una mirada crítica y con punto de vista, hago una reflexión sobre el cuidado que debe tener la industria de la moda y en especial las marcas de vestuario a la hora de segmentar a la población en relación a tallas en las prendas.
Aceptemos que la belleza no está en el pertenecer a una talla en particular, sino que está en todas las mujeres.
Belleza sin tallas
Mujeres reales, tallas grandes o modelos XL. La tendencia plus size se instaló con fuerza hace algún tiempo. No obstante, a pesar de este nuevo discurso, hoy la industria de la moda nos obliga a adaptar nuestros cuerpos a la ropa, a través de distintos calces o cortes. Ellos nos pueden hacer sentir diosas al entrar en un jeans talla 38 (cuando sabemos que somos 42) o bien incitarnos a la delgadez extrema cuando la manufactura es más pequeña de lo normal. Lamentablemente se trata de un área gris,un mundo poco regulado, donde cada quién tiene la libertad de poner una etiqueta talla S, M ó L según sus patrones y propia elaboración. Al menos en Chile, donde no hay una estandarización de las medidas en lo que refiere a vestuario. Cada quien pone sus propias tallas y por tanto sus propios cánones.
¿No estará la industria de la moda encausando este tema de manera equivocada?, ¿No deberían ser las marcas las que se adaptaran al auténtico cuerpo de la mujer?.
Con este auge de la mujer real, muchas firmas de cuidado personal lograron entender el mensaje, y hoy al menos podemos ver que en sus campañas impulsan a mujeres comunes y corrientes. Al parecer las líneas de expresión y los kilos de más, las hacen más cercanas, y aunque sea un tanto populista, la verdad es que me parece saludable y creíble ver a mujeres de más edad promocionando una crema antiarrugas en vez de una chica de 20 años.
En la moda, esta situación es todo un tema. Modelos plus size han sido portada de connotadas revistas internacionales, imposible no recordar la edición de la reconocida Sport Illustrated, donde se incorporó a Robyj Lawley en portada.
Hasta ahora parece todo maravilloso. Pareciera ser que al fin entendemos que el mundo no se trata sólo de mujeres extremadamente delgadas, y por fin nos estamos haciendo cargo de aceptar la diversidad y dejar de lado los estereotipos. No obstante, hay una doble lectura que creo que es importante destacar, sobre todo en lo que se refiere al vestuario, de hecho, hace algunos meses una reconocida firma española lanzó una línea exclusiva para mujeres de tallas grandes, donde el rango de tallas va desde la 40 a la 52.
No les parece que es absurdo considerar que la talla 40 es parte del grupo de tallas para mujeres plus size. Personalmente me parece discriminatorio. Segmentar a la población en 2 grupos; Tallas normales y Tallas Plus Size, hablar de mujeres reales, como si las que no entramos en este grupo no lo somos y peor aún considerar la talla 40 como una talla grande… una distorsión total de la realidad.
Creo que es fantástico que una marca decida ampliar sus tallas de producción, agrandar sus tallas y vestir así a mujeres con cuerpos femeninos, curvilíneos y maravillosos con lo último en moda y tendencia. Pero pero creo que el problema de fondo reside en diferenciar en dos líneas sus colecciones, y sobre todo en el mensaje que se transmite a la sociedad, y a las nuevas generaciones donde jóvenes que no tienen la madurez suficiente y están en pleno proceso de definición de su identidad caen en el juego de la imagen perfecta, lo que conlleva una baja autoestima o trastornos alimenticios.
Mi llamado apunta a que tengamos una mayor preocupación a la hora de segmentar a la población. Muchas de nosotras, basamos nuestra autoestima en las tallas, por tanto ¡marcas! un poco más de consciencia en la elaboración de los mensajes. Aceptemos que la belleza no está en el pertenecer a una talla en particular, sino que está en todas las mujeres.