A quién no le ha pasado? Una, dos, tres veces y más… compramos cosas que con fortuna nos ponemos una vez y luego nunca más volvemos a usar e incluso otras que corren peor suerte y permanecen con las etiquetas puestas en nuestro closet para quedarse ahí colgadas eternamente utilizando espacio privilegiado y entorpeciendo la tarea de vestirnos a diario.
Por qué nos pasa esto? La verdad es que hay muchas razones. A veces, el Fast Fashion mueve a la gente a comprar prendas idénticas en diferentes colores o estampados, y después solo se ponen uno. También hay quien piensa que llevará una prenda en un evento futuro y ese momento nunca llega; o los que compran ropa que no les cabe con la esperanza de perder peso pronto. Y como Psicóloga me atrevo a afirmar que a veces compramos ropa porque nos sentimos de una determinada manera.
“Nos movemos por el deseo. De hecho, desear es un acto mucho más fuerte que poseer. Y una vez que adquirimos el objeto de nuestro deseo, el placer decrece rápidamente. Enseguida nos mueve otro objeto. Y la moda está construida sobre esta constante de desear, tener y querer otra cosa”
Lo anterior está muy ligado a lo emocional. Tanto la ropa como la comida funfionan en ocasiones como premio y como castigo. Si te sientes feliz, comes y compras. Si te sientes triste, comes y compras. “Realizamos nuestro juicio sobre una persona en menos de un segundo. Cuando llevamos algo con lo que nos sentimos bien, nuestra confianza sube. Además, llevar ropa que produce una buena impresión en los demás, nos hace sentir bien con nosotros mismos. Y sucede también al contrario. Nuestros sentimientos, incluso nuestra confianza es un reflejo de la respuesta que tenemos de los demás”.
Afortunadamente, el ideal de la belleza es hoy más abierto, más plural y da cabida a distintas opciones, gustos y estilos.
La clave en todo esto es dejar de lado lo impulsivo y poner “cabeza” al momento de salir a comprar. Preguntas como; Lo necesito realmente? Cuándo lo voy a usar? O Combina con las prendas de mi closet? Son las 3 interrogantes clave que todas debiésemos hacernos al comprar.
Así que ya lo sabes… a dejar o intentar al menos poner a un lado la emocionalidad y ser más racionales a la hora de irnos de shopping.