Debo hacer una confesión… Si hay algo que me cuesta aceptar del invierno es la palidez de nuestra piel. Si bien ese tono ultra bronceado hace tiempo que dejó de estar de moda y además es lo menos saludable y estético del mundo, un poco de color y un tono bronceado ligero, sin pretensiones de ser llamativo y aparentemente efortless siempre luce bien – y absolutamente en todas -.
Para conseguir un lindo tono de piel en invierno hay varias alternativas; Desde buenos autobronceantes, tomar jugo de zanahoria, bb creams con efecto sol, tabletas de betacaroteno y mi último descubrimiento: Bronze Goddess de Estée Lauder.
Muchas podrán pensar que no hay nada nuevo en utilizar polvos bronceadores para tener buen color de piel. Sin embargo, la textura del producto, el acabado y su modo de aplicación son la clave para que el resultado sea natural y afín al color de piel que tendríamos si hubiéramos disfrutado de varios atardeceres en la playa. Este polvo bronceador te da un acabado natural, sin brillos, pero lo mejor es que no es 100% mate, sino que te da un aspecto sedoso. No tiene esos típicos brillos que de inmediato te dan un look poco natural, sobre todo en invierno, sino que aporta una luminosidad única y muy necesaria para estos días grises. Además son 100% libres de aceites, está probado dermatológicamente y no obstruye los poros. El resultado: Una piel como “besada” por el sol, absolutamente sutil y hermosamente natural.
Mi recomendación para aplicarlo es la siguiente: Hacerlo siempre gradualmente: Comenzar en las sienes, el mentón y los pómulos, extendiéndolo hacia el centro del rostro con una brocha grande. Y si quieres un aire más saludable e infantil puedes aplicar un toque de blush rosado encima de los polvos bronceadores. El resultado siempre es un acierto.
Un producto que no puede faltar en mi cosmetiquero y que les recomiendo al 100%. Lo probé y funciona!