Reflexión: El amor a uno mismo como punto de partida para una vida más plena

En los seres humanos hay dos fuerzas poderosas que surgen de lo más profundo de cada uno, de nuestra propia esencia. Una es el impulso de supervivencia, y por ello el instinto reproductor es tan fuerte en nosotros, para no desaparecer ni como individuos ni como especie en el planeta.

Asimismo, hay una segunda fuerza, igualmente muy intensa, que nos empuja a buscar la felicidad. Todo lo que hacemos, decimos y pensamos es siempre con el propósito de ser felices. Incluso cuando ya somos felices, seguimos anhelando que la felicidad nunca desaparezca de nosotros.

 

Estos impulsos, vitales son absolutamente poderosos. Si no sobrevivimos creemos que todo se acaba y que es el fin, al mismo tiempo que mientras vivimos, buscamos de mil y una forma ser felices y hacemos todo lo que esté a nuestro alcance para alcanzar ese estado.

 

 

No obstante estamos en un permanente y aparente conflicto … Nosotras deseamos ser felices, pero la Vida nos presenta de modo continuo distintos problemas; conflictos, dolor físico, experiencias incomprensibles, enfermedades, rupturas, circunstancias que nos hacen sufrir… Parece que hay una clara contradicción entre lo que deseamos, buscamos y lo que la Vida nos ofrece de manera constante.

 

 

Hagamos un ejercicio de imaginación y soñemos un minuto. Vamos a suponer que aparece una “hada madrina” que tiene la capacidad de realizar milagros. Nos entrega una hoja en blanco y nos dice que escribamos en ella una lista con todo lo que nos impide ser felices, y ella hará que desaparezcan esos obstáculos que hemos escrito.

 

Es muy probable que la mayoría de nosotras escribiésemos algunas de estas cosas:

= En los primeros lugares muchas pondríamos algo relacionado con nuestra salud o con la de nuestros seres queridos. Las personas que ahora carecen de salud o tienen un familiar o amigo enfermo, seguro que señalarían la falta de salud como su principal motivo de infelicidad.

= También ocuparía un lugar preferente en nuestra descripción algo relacionado con el dinero: desearíamos disponer de más cantidad para vivir una vida holgada; tener un trabajo si carecemos de él… Del mismo modo aquí tendríamos en cuenta a nuestros seres más cercanos, pareja, hijos…, pues sentimos que es necesario que ellos solucionen sus carencias materiales para que nosotros podamos entonces ser felices.

= Seguro que incluiremos en nuestra relación el deseo de que se resuelvan los conflictos que podamos tener con la familia, amigos, compañeros de trabajo…

= Y, para no alargar las listas incluirían otras muchas causas personales que sentimos que son las responsables de que no seamos totalmente felices; Por ejemplo, bajar esos kilos que nos molestan, trabajar en algo que nos llene o tener un jefe más comprensivo y tantas cosas de ese estilo.

 

Ahora aquella persona que se comprometió con nosotras en un segundo nos concede todo aquello que escribimos… y 1, 2, 3 ¡ya somos felices! Sin embargo, si nos damos cuenta, se trataría de una solución momentánea, puntual, pues no hay nada que nos garantice que todo eso que se ha solucionado mágicamente y de manera definitiva y que no vuelva a presentarse en nuestras vidas.

 

Es más, parece natural y previsible que todavía tengamos que vivir experiencias de dolor, enfermedad y sufrimiento, conflictos, reveses económicos, relaciones difíciles, desencuentros…, pues todo ello forma parte de una vida “normal” y es la “música” con la que hay que aprender a bailar

 

En esta lista que cada una hemos escrito tal vez hemos olvidado la que debería ser una de las primeras, o incluso la primera de nuestras peticiones, para en verdad ser felices:  Sentir  Amor, un profundo Amor hacia nosotros mismos.

¿Crees que parece exagerado cuando he dicho que esta debería ser la primera, o una de nuestras primeras peticiones? Alguno puede pensar que está bien que sintamos Amor hacia nosotros mismos, pero que eso está muy por detrás de la salud, de la solución de las relaciones conflictivas con seres queridos o de la falta de dinero. Estos parecen ser temas prioritarios. ¿Es así?

Sobre el dinero, el trabajo, la salud o las relaciones conflictivas, nosotros no tenemos ningún poder absoluto. Podemos prevenir ciertas situaciones, intentar controlarlas al máximo, pero al fin y al cabo es algo que nunca estará en nuestras manos al 100%.  Su control corresponde únicamente a la Vida, no a nosotros. Por ejemplo, ante una relación conflictiva podemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para revertir el conflicto, no obstante si la otra persona no está en la misma sintonía, será imposible “dar vuelta” la situación, o creer que estudiando algo en especial obtendremos ese puesto que tanto anhelamos y la verdad es que nunca lo conseguimos…

Ella, la Vida, es la que tiene potestad y dominio sobre todas esas causas de infelicidad y que es debiera ser vista como aquellas olas que a veces debemos aprender a nadar

 

= Podemos cuidar con esmero nuestra salud, realizarnos controles de manera constante, no obstante el no enfermarse o tener un accidente se escapa de nuestras manos.

= Igualmente, aunque seamos muy amorosos y respetuosos en nuestra relación con las personas, eso no nos garantiza que no entremos en conflicto con ellas.

= Del mismo modo sucede con el dinero y con todo lo demás.

 

En cambio, cuando una persona se ama verdaderamente, su Amor permanece sean cuales sean las demás circunstancias de su vida. Y si ha de vivir una situación conflictiva o difícil, sea en el área del trabajo, la salud, la economía o en sus relaciones con otros, la persona que se ama vivirá esa situación con un mayor nivel de calma, de paz y de armonía que si no se quisiera

 

El Amor que uno siente hacia sí mismo no es un comodín que te asegura que ya no va a experimentar más situaciones difíciles, pero sí es una garantía de que las vivirá con un mayor nivel de aceptación, equilibrio y paz, y por lo tanto de felicidad.

Eso no quiere decir que no busque el dinero que necesita o la salud que no tiene, pero desde ese estado de Amor hacia si misma puede vivir la carencia de otras cosas, incluso las muy importantes, mucho mejor y con menor sufrimiento que si no se amase. 

El Amor a uno mismo reúne los dos requisitos que precisamos para ser felices. El primero es que se trata de un sentimiento completo: el que se ama se siente pleno. El segundo es que el Amor que uno siente hacia si mismo sólo depende de él. Brota de su interior y es uno mismo el que puede generarlo e incrementarlo. En tanto que todo lo demás, por importante y fundamental que sea, no está ni nunca estará bajo nuestro control. ¿Cómo ser felices con algo que hoy está y mañana puede desaparecer? Viviremos con incertidumbre, preocupados…

 

A medida que incremente el Amor que siento hacia mí, más feliz, confiada y a gusto me sentiré conmigo misma. Ámate, quiérete, acéptate, desafíate… La mejor relación que debes tener comienza contigo misma

 

 

Muy buen fin de semana para todas!