Mi Nueva Columna en Caras: Lo mejor del NYFW 2015 no fue la moda.

Si hay algo que me parece importante destacar del recién pasado NYFW no son las próximas tendencias, quién acaparó el front row, las nuevas bloggers de moda ni las novedades del streetstyle, sino que quiero referirme a un punto absolutamente diferente, pero que está estrechamente relacionado a este tipo de eventos.

 

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A diferencia de otras industrias, pareciera ser que el rubro de la moda tiene poder propio para definir muchas cosas – prefiero verlo desde una mirada más “ingenua” que pensar que hay un conflicto de interés relevante el cual impide ciertas regulaciones como ocurre en todo los otros oficios de la industria – al parecer la industria de la moda muchas veces es “intocable”. Para ser directa, con esto me refiero a la ausencia de reglamentación legislativa respecto a la imagen de las modelos que participan en los desfiles y porqué no también ampliarlo a las que participan en las editoriales o campañas de publicidad.

 

Victoria Beckham fue duramente criticada por presentar en su reciente colección modelos que tenían un índice de masa corporal absolutamente poco saludable. Con esto me refiero a una delgadez extrema que lamentablemente distorsiona el mensaje positivo que podría haber tras estas grandes colecciones: el arte de la buena confección, el trabajo de los diseñadores y la propuesta creativa. Desafortunadamente toda la atención se centra en estas chicas muy jóvenes que transmiten una señal errónea respecto a lo que son los cánones estéticos. Para aquellos con criterio más formado podrán evidenciar que lo que se presenta es más bien enfermizo, no obstante para miles de adolescentes estas mujeres son sus referentes a seguir y reflejan en cierta forma lo que ellas quieren llegar a ser… De ahí la preocupación.

 

No obstante, pese a lo anterior, ocurrieron hechos más esperanzadores, que nos dejan ver alguna perspectiva en cuanto a la inclusión y la responsabilidad de transmitir los correctos mensajes en eventos tan masivos y de tanta exposición.

 

En la esfera opuesta a lo ocurrido en el desfile de la ex “spice girl” una conocida firma de lencería apostó por lucir sus diseños en algunas modelos de talla “plus size” o tallas grandes, que en moda se refiere generalmente a tallas sobre la 44. Es así como la modelo estadounidense Ashley Graham, conocida por portadas en las revista Elle y Vogue y también por ser la primera modelo con “curvas” en aparecer en la portada de la icónica revista de modelos en trajes de baño “Sports Illustrated” fue la estrella del desfile acaparando los aplausos y admiración de todos. Su aparición refiere a un hecho histórico: A través de ella y su aparición en este desfile se rompieron todos los cánones de belleza y estereotipos que se han instaurado a lo largo de los años en esta clase de eventos. A su vez en otros desfiles pudimos ver modelos con una de sus extremidades amputadas (brazo) y otras con Síndrome de Down, lo cual me parece que más que inclusión (ya que no me quiero referir a minorías) apunta a transmitir un mensaje más real y no tan frívolo y ficticio, tal como se acostumbra a referirse a estas jornadas de la moda.

Creo que la industria de la moda, si fuera manejada con más criterio y también regulación y responsabilidad social, no tengo dudas que podría ser un tremendo vehículo y medio para transmitir mensajes más honestos, sensatos y positivos a una sociedad que muchas veces carece de ellos.

 

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