Agua fría o agua caliente al lavarse la cara?

Algunas hablan de evitar el agua caliente, otras de que debemos hacerlo con agua muy fría, casi congelada para disminuir la hinchazón y afinar poros… Le pregunté a mi dermatólogo, Rodrigo Loubies de Clínica Lo Arcaya y me dio una respuesta absolutamente asertiva.  ¿Qué pasa casi siempre en la vida? Que el acierto está en el término medio.

Por eso, a la hora de lavarte la cara, no deberías hacerlo con agua caliente ni con agua muy fría. La piel, expuesta a temperaturas extremas siempre reacciona, puede irritarse y tardar más en recuperarse de problemas que ya padezcas como rosácea o acné. Los poros, simplemente, no están diseñados para lidiar con extremos. Por eso en verano y en invierno nos toca muchas veces ajustar los cosméticos que utilizamos.

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Volviendo a lo que hay que hacer, la temperatura del agua que utilizas para lavarte la cara debería estar templada, más tibia que fría. Y a la hora de determinar qué punto exacto es ese, depende de cada persona, porque cada uno tenemos unos niveles de sensibilidad diferentes cuando se trata de temperaturas. Si te sienta bien o tienes la costumbre de terminar con agua fría, aplícatela con una mano y por zonas, de forma que no sometas a la piel a demasiado estrés por el contraste de temperatura.

Esta idea, por cierto, también es aplicable a la hora de la ducha. El agua demasiado caliente puede deshidratar la piel del cuerpo y el agua fría, si bien es buena para activar la circulación de la sangre, no lo es tanto para la piel.

 

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